Salud de gatos

¿Cómo advertir que un gato padece de estrés? 


            Los síntomas son variados, máxime si se tiene en cuenta que la reacción ante el estrés varía en dependencia de la naturaleza del minino y las experiencias que haya vivido.
Y es que la conducta, es resultado de un estímulo que causa estrés, y al cual el gato debe adaptarse. Los estímulos pueden ser externos o internos, y en ambos casos, la respuesta producida (conducta) puede ser innata o aprendida.
Los síntomas más evidentes de que un gato padece estrés son: agitación, dilatación pupilar, posición enroscada, higiene excesiva (dermatitis sicogénica), agresividad, marcación de territorio dentro de la casa y deposiciones urinarias o de materia fecal fuera de la bandeja. Razas como el Siamés y el Birmano manifiestan estrés, además, mordisqueando de forma obsesiva lana u otro tipo de tejidos.
Asimismo, un gato estresado presenta cambios en sus hábitos de aseo. De tal forma, el gato puede bañarse hasta perder el pelaje de su cuerpo, o no bañarse. El minino también suele maullar excesivamente y caminar de un lado a otro con maúllos.
Un felino estresado actúa distante, duerme y juega menos. De igual forma, cambia sus costumbres alimenticias y, en algunos casos, come objetos como las toallas. Aruña las puertas y ventanas.

¿Como tratar el estrés?


        Para hacer frente al estrés de un gato y ayudarlo a enfrentar ese padecimiento se debe acudir a especialista en Etología (ciencia que estudia el comportamiento animal), quien encontrará solución al problema, mediante cambios conductuales del comportamiento del minino.
No obstante, en el proceso de diagnóstico, el dueño del gato puede ayudar advirtiendo cuando comenzaron los síntomas y ante que situación. Asimismo, puede contribuir a la eliminación del estrés físico al cortar las garras que estén muy largas, así como las pulgas.
Por otra parte, es importante que el gato tenga suficiente comida y agua, para que no sufra períodos de hambre o sed.
De igual manera, existen alternativas para enfrentar el estrés psicológico. Esto se resuelve realizando juegos que estimulen al gato. En este sentido se aconseja comprar juguetes al gato e ir intercambiándolos para que no se aburra de ellos.
Favorecen el comportamiento de los felinos, la caricia de su dueño, y vivir en un entorno tranquilo, donde la música no se escuche a volúmenes muy altos.
Asimismo, mejoran al gato la tenencia de un lugar para comer y su propia caja de arena. Un acuario en casa mantendrá entretenido al gato, que pasará parte del día mirando los peces. 

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